Con la fundamentada opinión del arquitecto Sergio
Valenzuela, director de Patrimonio cultural del Instituto Sinaloense de
Cultura, y las acotaciones de otros asistentes, la charla coordinada por María
de la Luz Villegas se enriqueció y complementó con datos de investigaciones que
alrededor de este inmueble se han realizado, especialmente en lo tocante a su
conservación y remodelación (que no restauración).
Entre comentarios y anécdotas se formó una visión
muy clara de las diferentes etapas por las que ha pasado el que originalmente
fue concebido como mesón pero con el tiempo y las cambiantes circunstancias de
la ciudad debió operar como escuela tipo, casa del estudiante y colegio
religioso, entre otras designaciones, hasta llegar al actual centro de las
artes.
Con la remodelación del Mesón de San Carlos se dio
el caso de la reinvención de un lenguaje arquitectónico, pues el nuevo edificio
no siguió el patrón del original; lamentablemente, el mesón no es la única
construcción que ha atravesado infinidad de vicisitudes no siempre favorables, ya
que a varias casas del centro histórico les tocó la “buena” o “mala” suerte de
que Culiacán apostara por la modernización, no dudando en sacrificar gran parte
de su patrimonio arquitectónico en un afán de lograr una imagen actual e
innovadora acorde a dicha modernidad.
Los asistentes concluyeron en la necesidad de
escribir la nueva historia del Mesón de San Carlos y cómo se transformó en lo
que hoy es el Centro de las Artes Centenario; mientras tanto, parte de la
historia del edificio original puede consultarse en El Mesón de San Carlos, Crónicas
de Culiacán, Las viejas calles de
Culiacán y el Diccionario de Cultura
Sinaloense, entre otros libros disponibles en la Colección Sinaloa de la
biblioteca Gilberto Owen.